lunes, 9 de noviembre de 2009

PP A POR UN CONGRESO PARA ELEGIR CANDIDATO

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Font dijo el día 9 de Noviembre de 2009 a las 08:31:10:
Hola buenos días,

En mi opinión es necesario relanzar el partido con un congreso en el que se elija al líder por votación popular. He encontrado este texto ilustrativo de lo que creo ocurre con el actual liderazgo del partido.
En el texto se habla de la "autoritas" en contraposición con la "potestas". Rajoy ejerce a duras penas la potestas y carece de liderazgo. Da la sensación que sea el presidente interino que esté sustituyendo temporalmente al "presidente titular".
Realmente no se me ocurre quien podría ser el nuevo líder del partido. Estaría bien que no fuera ninguno de los de la “vieja guardia" ya que están todos bastante quemados por sus trifulcas internas. Ha de venir un candidato nuevo, de consenso entre todas las "familias del partido popular" que devuelva la ilusión a los votantes y no votantes del PP. Supongo que alguien que cumpla estas condiciones tiene que haber.
Ahí va el texto sobre la Autoritas y la Potestas:

La autoritas se conquista mediante la adhesión, la persuasión y la convicción del buen ejemplo de alguien sobre otro. De esta forma, las indicaciones de la persona revestida de autoritas no son imposiciones sino más bien acogidas de buen grado, ya que el que tiene la autoridad va por delante en aquello que indica. Se basa fundamentalmente en el ejemplo y es imprescindible para lograr de aquellos sobre los que se ejerce la verdadera obediencia: aquella que se sustenta sobre la aceptación de la superioridad moral del que ordena y que permite que el que obedece haga suyo lo mandado. Labor nada fácil, ya que requiere en el ‘mandante’ una lucha constante por adecuar su conducta a aquello que desea los otros hagan. La autoritas se basa en la capacidad de uno de convencer y persuadir al otro.

La potestas, en cambio, está relacionada con la fuerza y la imposición coercitiva. Es necesario el poder ejercer dicha fuerza para imponer algo, el tener la ‘potestad’ de imponerse sobre una persona en función de la fuerza, amenaza o coacción.

En nuestra vida podemos observar como es mucho más fácil seguir a alguien ‘revestido de autoridad’, mientras que sólo seguiremos a quien carece de ella en función de su capacidad para ejercer la ‘potestad’ que sobre nosotros tenga.

Cuando hablamos de alguien que debe ejercer el mando sobre otros, la conjunción de ambas es totalmente necesaria. Quizá la segunda, la potestas, nos pueda ser dada, pero la primera debemos haberla ganado en ‘el campo de batalla’. Se equivocan aquellos que basan su mando en tener la potestad para hacerse respetar simplemente porque el uso continuado de la fuerza puede llevarles a ser ‘obedecidos’. Falsa arrogancia es esa. Durará su mando lo que dure el embeleso de su fuerza, pero al menor síntoma de debilidad serán derrocados. Contrariamente a lo que Maquiavelo pensaba, quien sostenía que el ‘príncipe debe imponerse por la fuerza de la espada’, debemos afirmar que ‘quien a hierro mata, a hierro muere’.

La historia nos deja casos donde poderosos han caído pese a haber tenido todo el poder en sus manos, pero al haberlo ejercido tiránicamente, son derrocados en cuanto se ve que su yugo es, literalmente, de papel. En cambio vemos otros, verdaderos líderes, que sin tener poder que ejercer, sin más equipaje que ellos mismos, consiguen de los demás el reconocimiento como guías.

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